“El Jardín Botánico se extendía muy amplio, tras un portal que daba a la avenida bordeada de árboles. La rivera del río Kamo estaba hacia la izquierda. Shige se guardó las entradas en su obi. Su corazón se ensanchó al contemplar el magnífico paisaje. Desde el distrito de los kimonos sólo de veían las cumbres de las montañas. A la entrada del Jardín Botánico los tulipanes florecían alrededor de la fuente”
En el Jardín Botánico construyeron sus viviendas las tropas americanas de ocupación. A los japoneses les estaba prohibido el paso. Pero cuando los ocupantes se marcharon todo recobró su antiguo aspecto.
Había en el Jardín Botánico una avenida bordeada de árboles de alcanfor que era la preferida de Otomo Sosuke, habitante del barrio de tejedores de Nishijin. No eran muy altos los árboles, ni muy larga la avenida, pero a él le gustaba pasear por allí.
También cuando reverdecían las ramas... Mientras tableteaban los telares, él solía pensar: «¿Qué habrá sido de los árboles? Los ocupantes no pueden haberlos talado!» Sosuke esperaba que el jardín volviera a abrirse.
En sus paseos, después de visitar el Jardín Botánico, solía seguir un trecho por la orilla del río Kamo.
Desde allí podía ver la Montaña del Norte. Casi siempre estaba solo.
“No es raro que los norteamericanos hayan hecho sus casas aquí”
Yasunari Kawabata (1899-1972)Kioto (Koto, 1962)
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